lunes, 11 de agosto de 2014

New York, New York!!!!


Hello everybody!! Bueno, o tal vez hello buddy, porque no sé si alguien sigue leyendo el blog, creo que lo he tenido abandonado demasiado tiempo. Aunque tengo pendientes viajes que he hecho en este tiempo a Suecia, Londres y más recientemente un tour por España.

Pero ahora estoy aquí, La gran manzana, The Big Apple, New York, más concretamente Manhattan y más concretamente aún East Village. Llegué el día 29 después de hacer una escala de 16 horas en Bruselas, no es lo más recomendable pero era lo más económico que encontré y no fue fácil porque los billetes de España a New York en agosto son supercaros. Por suerte, mi amigo Juanlu me encontró uno de ida y vuelta por menos de 800 euros, ¡¡un chollazo!!. El aeropuerto de Bruselas me sorprendió, parece un gran centro comercial, tiene varias plantas, tiendas, bares, cafeterías, solo le faltaba los cines, me pregunto porqué no ponen salas de cines en los aeropuertos estoy segura de que muchos pasajeros estarían encantados, entre ellos yo. Para pasar la noche encontré unos sillones bastante cómodos (véase foto), aunque había una melodía en bucle que me estaba volviendo loca, la gente que decide poner melodías publicitarias en bucle debería de pasar una noche entera escuchándolas seguro que buscarían otras formas de taladrar la cabeza a la gente.
Además de esto otro de los inconvenientes que encontré en el aeropuerto fue la falta de enchufes para cargar todos los aparatos electrónicos, porque Estados Unidos ha decidido que hay que tener los portátiles, móviles, tablets, sonotones, etc. cargados antes de entrar en el país, una mujer que iba delante de mí no pudo encender su ordenador y tuvo que dejarlo en el aeropuerto, me pregunto si te lo envían a casa después.

El viaje en Brussels Airlines fue bastante agradable, aunque no me pusieron el menú vegetariano que había pedido, no lo entiendo porque seguro que les hubiera salido más económico que el pescado y el pollo que sirvieron. Me tocó en el asiento de al lado un chico joven, belga que iba de vacaciones a Washington, su inglés no era muy fluido así que me enteré a trozos de su historia. Empezó pidiéndome un bolígrafo para rellenar el papel de entrada a Estados Unidos, ese que te pregunta si llevas comida en el bolso o si estás enfermo, supongo que llevar un bocadillo de tortilla francesa y tener desorden en la menstruación no cuentan. El chico, al que llamaré Antonio por poner un nombre, parecía contrariado por una de las preguntas así que se levantó con el papel y el boli y desapareció, no sé a dónde fue, pero el caso es que al rato volvió y me dijo algo de un hombre y del bolígrafo y de que me lo devolvería después, pero el caso es que a los 10 minutos le pidió otro papel a la azafata y me intentó pedir otro bolígrafo a mí, yo lo miré como si no lo entendiera muy bien y le dije, sin dejarle acabar su frase, no te preocupes después le pides el bolígrafo a tu amigo y me lo devuelves, él ya no supo qué decir y se quedó con el papel y sin boli. Una hora después Antonio me dió en el hombro (yo estaba escuchando una peli con los auriculares) y cuando me giro le veo un moco verde, enorme, que le sale de la nariz, y me pregunta si tengo un pañuelo para dejarle, yo saqué el paquete entero del bolso y se lo dí sin mirarlo. Finalmente, el hermano de Antonio, un chico de color (negro) de 2 metros apareció a su lado con su papel relleno y mi bolígrafo. Yo me sentí mejor y él creo que también, tanto que empezó a contarme que New York era su ciudad favorita, le pregunté si me recomendaba algún sitio y me dijo que no, lo que me dejó superextrañada así que le pregunté cuál era su sitio favorito y me contestó Times Square, vale, lo pondré en la lista de sitios a ver seguro que es un lugar interesante…

Cuando aterricé me tiré más de 2 horas (reales) haciendo cola para el control de inmigración, otro más, pero en este no te hacen encender el ordenador, solo te hacen preguntas ( a dónde te vas a quedar? y “pa” qué?) además de tomar tus huellas y hacerte una foto. Una vez pasados todos estos obstáculos, al fin pisé suelo americano, ¡¡yuju!!. Mi primera sorpresa fue cuando fui a coger un carrito para poner la mochila y todos mis bolsos que ya me pesaban un quintal, el precio del carrito, ¡5 dólares!! Pero bueno, ¡estamos locos? Pasé y me puse todas las mochilas encima claro. Me pillé el airtrain (5 dólares) y me compré la metrocard y el bono ilimitado por una semana que costaba 30 dólares, no me agrada mucho esto de empezar mi viaje gastando dinero pero no tenía mucha opción.



Finalmente, después de una hora llegué a Manhattan, me bajé en Houston st con la 2av y empecé mi camino hacia la avenida C. No hacía demasiado calor, 24 grados, y el ver a la gente paseando y en las terrazas me dio una buena impresión. Llegué al apartamento, solté los bártulos y aunque estaba muy cansada no me pude resistir salir a dar un pequeño paseo hasta Union Square, que está solo a 20 minutos andando. En el camino, me vino uno y me dijo “Hola, soy Jesúcristo, me das dinero”, vaya no sabía que Jesucristo también estaba en crisis y que además vivía en Manhattan.
Aunque la última (y primera) vez que estuve aquí fue en 2005, recuerdo ciertas cosas como si fueran ayer, supongo que fue porque me quedé bastante impresionada. Está vez, he empezado conociendo a Jesucristo, a ver si en el mes que me voy a quedar puedo conocer también a Marilyn Monroe y a Michael Jackson que soy muy devota de ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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